jueves, 6 de marzo de 2008

La vivienda en Campaña

De todas las tonterías que dicen los políticos en Campaña Electoral, las más gordas son siempre aquéllas que anuncian medidas semejantes a la piedra filosofal, que todo lo convierte en oro (y que les recuerdo que nunca apareció a pesar de que nigromantes y magos se pasaron media Edad Media persiguiéndola). Y de las más gordas que he oído en los últimos tiempos, las que tienen que ver con la vivienda. Si releen el discurso de investidura de Zapatero en el Congreso verán que asegura que va a terminar con la especulación inmobiliaria, que hará no sé cuantas viviendas sociales y que resolverá el problema.
Y va y crea el Ministerio de la Vivienda, como si fuera la panacea; cuatro años más tarde, veamos: miles de pisos vacíos cuyo alquiler paga el erario público contra el famoso Ministerio; un "catacash" económico producto del desenfreno en construir de más y a precios imposibles, dos ministras y millones de euros invertidos en subvencionar sin que se haya conseguido nada. ¿Para cuando deja Zapatero anunciar que suprimirá el Ministerio de la Vivienda? Y, si no piensa hacerlo, ¿a qué espera para hacer balance de sus resultados? Lo tenemos fácil, porque no es un ministerio de resultados intangibles, al contrario: sabemos cuánto cuesta el metro cuadrado y sabemos cuántos pisos están vacíos.
La construcción ha reventado, sencillamente, después de colapsarse en estos últimos cuatro años tras crecimientos insostenibles que nadie pareció interesado en evitar y que a todo el mundo parecía convenirles, incluido al gobierno, que tanto y tanto ha ingresado por IVAs y no IVAs de las transacciones inmobiliarias, sin abrir la boca, en un "ande yo caliente" lacerante que hemos acabado pagando todos.
Es un fracaso sin paliativos en un asunto principal. Por eso conviene que los aspirantes y los gobernantes sean realistas en las propuestas sobre esta materia, que no prometan El Dorado cuando saben que no se puede conseguir imposibles. Y, sobre todo, la dación de cuentas sobre lo conseguido a base de mucho intervensionismo, mucho titular fácil, mucho tirar de chequera con dinero ajeno y poca cabeza. Se impone una reflexión seria sobre este asunto. Háganla, porque mecere la pena.

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