jueves, 6 de marzo de 2008

Contrato

Una de las ventajas que ofrece nuestra civilización europea respecto de la anglosajona es la relevancia del contrato, heredada seguramente del derecho romano. Lo escrito tiene valor y de ahí que los papeles sean entregados fedatarios, como notarios y registradores. Seguramente si hubieran dispuesto de esos mecanismos, en EE.UU. no hubiera sido tan virulenta la crisis de las "subprime".
Por el contrario, los contratos no tienen casi ninguna presencia en las campañas electorales patrias, al contrario de lo que ocurre en los "usa" o en el Reino Unido. Allí es frecuente que los políticos aspirantes presenten como un compromiso contractual lo que brindan a sus electores en forma de programa. Por el contrario, es demasiado frecuente eso tan cañí y propio de la picaresca de que "las promesas electorales están para no cumplirse". Por lo general, aquí primero se formula la promesa a modo de "desideratum" y luego se buscan los medios e instrumentos para ponerla en práctica... o no.
Cuando se dice que se va a hacer algo es muy frecuente que no se precise cómo se financiará, no se habla de plazos. Es decir, todo lo contrario de lo que es debido. En ocasiones las promesas son tan genéricas que lo que se ofrece ya existe o existirá por generación espontánea. Otras veces son meras declaraciones de intención, brindis al sol, cantos de sirena que todos suscribiríamos a diestro y siniestro, pero más propio del estado gaseoso que de la solidez que le es exigible a algo tan sagrado como un compromiso.
En España las campañas están perdiendo calidad y todos debemos pelear para que esto no ocurra. Y lo más importante para ello es que los políticos sean conscientes de que no hay que prometer por prometer, sino que hay que proponer cosa solventes con plazos razonables y adquiriendo un compromiso vinculante casi contractual.
El programa electoral es el contrato. Cuando el nuevo equipo de Herrera se sentó a la mesa del consejo de gobierno en la primavera pasada, se encontraron con una copia del programa electoral autonómico del P.P. sobre la mesa y el Presidente les invitó a considerarlo como un acuerdo bilateral entre ellos y los ciudadanos. Ahí, ahí.

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