martes, 4 de noviembre de 2008

Una grave pregunta


¿Estaría pensando Javier de Burgos en el precio del dinero en los mercados financieros para 2008 al dividir España en 1833? Aunque el secretario de estado de Fomento bajo la regencia de Maria Cristina de Borbón falleció hace 160 años y, mal que les pese a algunos, ya no podremos preguntarle, la respuesta, seguro, sería no. Más que nada porque las Cajas entonces no existían ni el sistema de financiación intermercados, tampoco.
Lo cual no es una obviedad, porque algunos intentarán que el debate sobre el tamaño de nuestras entidades financieras trate sobre los límites provinciales, como ya se está viendo por algunas declaraciones. Esto de las provincias vale mucho para el floklorismo de las adscripciones lugareñas (y no sólo en su acepción peyorativa). Pero no vale nada para otros diseños, no ahora, sino nunca.
Verbigracia: ¿sabrían decir quienes asientan su modelo financiero sobre el de la provincia cuantos tipos de divisiones territoriales y criteros de ordenación del territorio había a finales de los sesenta?: pues se han detectado más de cuarenta: la división judicial colocaba a Ávila y Segovia en la audiencia de Madrid, la Universitaria, a Soria en el distrito de Zaragoza y la deportiva, por mencionar sólo algunas, establecía la demarcación asturiana con León, Palencia, Santander y Asturias.
Olvidar que la división provincial tuvo, en su momento, mucho de aleatoria y que a lo largo del tiempo no ha sido la única categoría administrativa es no tener memoria o desconocerlo. Los rectores de las Cajas son élites. Y a éstas, desde siempre, les corresponde un plus de responsabilidad y de ilustración. Sobre lo primero, no cabe emplear algumentos folk para asuntos de la seriedad de los que se trata.

Exalten el abulesismo, el leonesismo o el bercianismo en ferias, gastronomías y cantos regionales, mantengan los nombres de las provincias en el apellido de las Cajas, pero dejen en paz al dinero en donde le corresponde. Sobre lo de la ilustración, venga, vamos cajeros, políticos y periodistas a leer un poco más de historia financiera y de economía moderna. No vaya a ser cosa que a base de hablar de lo mismo se nos acabe secando el coco por la parte del colodrillo. Ya verán cómo no pasa nada por hacer cosas de futuro e integración y olvidarse pelín de don Javier de Burgos, que en paz descanse


(Publicado en Negocio Castilla y León)

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