martes, 11 de noviembre de 2008

El grupo de Cajas de Castilla y León

Que no les engañen: la prueba del nueve de que el Grupo de Cajas de Castilla y León no es una fusión es que cada cual podrá seguir sacando dinero del cajero con la tarjeta de su entidad y tendrá que seguir pagando comisiones por sacar en otra. Parecerá una demostración algo cruel, pero lo es efectivamente, y la más palpable, como nos explicaron pormenorizadamente los autores del proyecto en una oportuna sesión informativa el pasado jueves en la que PP y PSOE fueron, nuevamente, de la mano en asunto tan relevante.
Está claro que se trata de un proyecto innovador de gestión de la financiación de las entidades y acceso al mercado de capitales que no afecta al mercado minorista de las cajas, cuya entidad jurídica, su soberanía y su obra social no pierden ni un ápice de su valor. Se genera una nueva empresa (que “casi no tiene balance”) que gestiona parte de los beneficios de cada entidad y los revierte, posteriormente, a las mismas. Lo relevante es que comprará dinero y gestionara crédito con criterios de tamaño, de modo y manera que actuará como un órgano de tesorería.
Veamos: esto mismo que se propone, con inaudito espanto por parte de algunos sectores inmovilistas -aunque se vistan de progresismo- es lo mismo que ocurre regularmente en otros sectores que operan en nuestra comunidad, por ejemplo, en el de la distribución, en el que potentes centrales de compra operan en bloque actuando activamente sobre los precios finales que llegan (o deberían llegar) al consumidor pero, en todo caso, generando márgenes, que es de lo que se trata en el negocio.
Se integran los sistemas de compra de las habitaciones hoteleras, se aúnan los mecanismos de gestión tributaria de los recibos del ibi, adición de escaparates en centros comerciales o centros comerciales abiertos, cooperativas, compra conjunta de combustible de los taxistas y las grandes empresas ofrecen servicios de toda clase y condición a sus clientes. Sumar, sumar, sumar.
Porque si no se suma se acaba restando, la peor operación en tiempos de zozobra financiera, se reducen los márgenes, se pierden oportunidades. Sistemas de integración horizontal que no son tan difíciles de entender y en los que nadie pierde. Este es el contrato de grupo de Cajas y no un expolio, que es lo que a algunos les gustaría que fuera para poder mantener su discurso del vayan días y vengas ollas.

(Publicado en Negocio y estilo de Vida Castilla y León)

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