martes, 14 de octubre de 2008

Que nos los llevan

Renault

Cuentan en Valladolid la anécdota de que cuando acudía a comprar carne alguna esposa de algún empleado de Renault allá por los sesenta, le espetaba al carnicero: “dame carne de la buena, que mi marido trabaja en la Fasa”. Pertenecer a la empresa era un blasón de prestigio adicional, algo semejante a la adscripción de clase, un “aquíestoyyo” montando coches. La Fasa, con su economato, su club social para trabajadores, su horario reglado y los autobuses que te llevaban al trajo gratis y calentito.

Son otros tiempos: ahora, sobre el sector de la automoción está cayendo la tormenta perfecta, con una importante reducción de la demanda en los países de nuestro entorno, lastrados además por anemias de liquidez; alteración de la estructura de costes al intervenir a la baja mano de obra de países emergentes o la quiebra del sistema de costes de la energía. La llegada al Gobierno francés de un líder tan peculiar y nada acomodaticio como Sarkozy puede suponer una presión adicional sobre la multinacional a la que pueden empezar a recordarle sus orígenes gabachos en aras de la “grandeur”.

Verbigracia, doscientos años después habrá que berrear de nuevo el “que nos los llevan” no referido al Infante Francisco de Paula del Madrid goyesco del 1808 sino en cuanto a la posibilidad de que nos levanten a los vástagos que hayan de venir tras el modus o el Clío para que se recríen en tierras francesas. Y, dada la probabilidad, convendría, en esto, tener presente la posibilidad de hacer lo propio que en aquellas escenas matritenses.

Nuestro “a las armas” ha de ser cordial y mancomunado, sin distingos de empresarios o sindicalistas, políticos autonómicos o prebostes provinciales, tiene que conllevar la posición razonable de quienes saben que ahora para ganar hay que convencer y, por lo tanto, tener abierta la posibilidad de ofertar correcciones suficientes a los sistemas productivos en aras de proporcionar la competitividad que otros pudieran mejorar. Pero hemos de formar, a nuestro estilo, doscientos años de aquello, un dos de mayo monumental y cívico para que se vea claro que la Renault no es un implante de quita y pon en Valladolid, sino sistema cardiaco, como el músculo o la aorta. Y que queremos seguir latiendo. A por ello, que la cosa viene de nalgas.

Publicado en Negocio Castilla y León

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