jueves, 1 de mayo de 2008

La leche se hunde

 

Mientras los tipos de interés seguían bajando anoche en Estados Unidos (y parece que podría haber más descuentos este año, lo que seguirá hundiendo al dólar y elevando al euro... a los infiernos), los ganaderos se ven atrapados por el complejo mecanismo de engranajes que compone la economía financiera internacional y atisban un horizonte en el que la única palabra parece ser ruina.

Medio centenar de explotaciones lecheras de León parecen haber perdido desde hoy el contrato con la lucense Leche Río y se verán forzados a dilapidar miles de litros porque no tienen clientes. Parece que explotaciones del sur de Francia brindan mejores precios. El problema se recrudece por la naturaleza del negocio, porque hay que ordeñar a diario. Un laberinto, la pescadilla que se muerde la cola.

A la ganadería le afecta lo que podemos considerar como la tormenta perfecta: crisis de precios, internacionalización de los mercados, atomización de las explotaciones y cambio en los hábitos de consumo. Estamos, en consecuencia, en presencia de una emergencia que ya provocó ayer, por ejemplo, una manifestación en Galicia, a cuyo término, lo único que pudo decir el Presidente de aquella Comunidad, Pérez Touriño, es que tiene que haber un acuerdo entre los productores y las centrales. Genial.

La ganadería regional tiene un problema serio y su solución, en primer lugar, pasa por reconocerlo y, simultáneamente, sobre una reflexión generosa, darse cuenta que los demás podemos ayudar, concienciar, apoyar, pero no solventarlo por ellos. Incluso sería deseable que no nos tocara poner perras a los consumidores para tan deseable propósito.

Cual es el de mantener la actividad ganadera, esforzada y meritoria, en los campos de Castilla y de León, porque muchas familias tendrían que abandonarlo si tuvieran que cambiar su medio de vida. Pero sabiendo que las cosas están cambiando, el mundo se está poniendo muy difícil para competir en precios y los productos de primera necesidad ya no son lo que eran. Contra los mercados no se puede competir: sólo puede uno entenderlos y participar. De lo contrario, te echan.

 Publicado 1 de mayo 2008 en periódicos de Promecal

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