lunes, 14 de abril de 2008

El valor de la renta variable

Suben los precios del dinero (a media mañana de ayer, euribor abril 4,75% vs. 4,59% en marzo, tremendo), de la leche, del gas... y baja el de las empresas cotizadas. ¡Baja la bolsa! Los bancos estaban ayer revisando sus precios y valoraciones a la baja tras los primeros resultados del trimestre y los índices siguen cayendo. Se produce el "efecto pobreza", consistente en que quienes tienen ahorros en renta variable ven mermado su patrimonio crematístico. Hay valores y sectores cuyos precios van en picado desde hace meses y empresas que valen incluso la mitad (o la mitad de la mitad) de lo que valían.

Otro efecto a añadir al complejo de crisis que se va instalando en nuestro entorno. (Los mercados financieros, que es donde cotizan estos activos, tienen mucho de termómetro del cuerpo económico. No son la enfermedad, pero son el síntoma). La gente tiene su dinero invertido en planes de pensiones, fondos de inversión, acciones de las empresas (por no hablar de los productos "sintéticos" que se mueven el mercado de futuros). Ahora, con el comienzo de la campaña de la renta, aflorarán las minusvalías producto de la venta de estos activos con pérdidas durante el año pasado... si hubiese plusvalías que compensar. Pero, más allá de esta "alegría", las carteras se mueven en terrenos procelosos.

Pero, lamentablemente, tenemos que volver a decir lo mismo que decíamos semanas atrás respecto del precio de los productos inmobiliarios: demasiada gente se ha metido a invertir olvidando que los productos de inversión tienen un precio variable. Ha habido una época en que el personal compraba un segundo o un tercer piso porque el vecino hizo lo propio y se ganó "tantosmil" en un periquete. Era cosa hecha, segura. Casi nadie pensaba en que es imposible que el valor de una inversión sea seguro en el tiempo a menos que alguien lo garantice (cosa que casi nunca ocurre salvo con algunos productos financieros garantizados).

Y los precios de las acciones también subieron mucho. Los mercados financieros de han sofisticado tanto que para ganar dinero con un valor no es preciso que éste suba, al contrario, muchos ganan cuando bajan porque actúan "a corto" en el mercado de futuros, circunstancia que condiciona el precio de las acciones decisivamente, incluso cuando, contra toda lógica, un valor no hace más que caer y caer, incluso cuando sus resultados justificarían lo contrario. Se producen así etapas de profunda depresión en los precios y en los inversores.

Cuando escribo esto (antes de que se inicien las operaciones en la bolsa americana), vuelven a pintar bastos en las pantallas un día más. Pero conviene no olvidar nunca que todo este proceso (además de una lección sobre el valor del ahorro y la necesidad de conocer la diferencia entre ahorrar, gastar e invertir) es preeliminar: los mercados suelen ponerse en lo peor y todos coindicen en que este es un de sus peores momentos. Es tiempo de descuento.

 Martes, 15 de abril. Negocio

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