Analizando el nuevo gobierno, se da uno cuenta de que esto de la política tiene su guasa. Por ejemplo, María Teresa Fernandez de la Vega, la vicepresidenta, ha sido diputada por Jaén, Segovia y Valencia (razón de más para que se plantee una renovación de la ley electoral con circunscripción abierta). O que Solbes no es economista, sino Licenciado en Derecho, Técnico Comercial y Doctor en Ciencias Políticas. O que la Ministra de Igualdad, Bibiana Aído (la primera ministra con Blog, por cierto, ha sido con anterioridad a su cargo de ministra, Directora de la Agencia Andaluza para el Desarrollo del Flamenco de la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía. Pero lo que más se comenta es el nombramiento de Carmen Chacón como Ministra de Defensa. A mi me parece que, si hablamos de igualdad, no debieramos analizar sólo el hecho de tratarse de una gestante, porque el argumento, en sí, es discriminatorio. Lo relevante es si está o no capacitada para el puesto. Y ahí lo que veo es:
- en nuestro Espejo Público participaba como contertulia habitual (por cierto, este espacio es una auténtica cantera de éxito porque Soraya Sáenz de Santamaría también participaba): tiene entidad, argumenta con solidez, exhibe un cierto aire elemental, pero es contundente.
- ahora bien, ni parece tener experiencia suficiente, por supuesto, ningún conocimiento y, quién sabe si autoridad, para ponerse al frente de un minitesterio de semejane fuste. Vean, por ejemplo, el primero de los problemas que la prensa de Melilla le pone esta mañana sobre la mesa. Podemos, por lo tanto, colegir que su trabajo principal va a ser demostrar que es más que una operación de marketing de Zapatero.
Lamentablemente, en España todos los gobiernos se constituyen con idependencia de los concomientos que del cargo tiene el ministro designado y, lo que es peor, con independencia de su experiencia en la administración de la cosa pública. Así luego pasa lo que pasa. Pero, en fin, lo mejor que podemos hacer es desearles suerte... por la parte que nos toca.
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