jueves, 6 de marzo de 2008

Cuadernos de Campaña (1): Desconfíe, lo "gratis" no existe

Eso es seguro: desconfíe de quien le mencione esa palabra, porque no existe. Lo que llamamos gratis siempre lo paga alguien, y frecuentemente, usted, o usted, o yo mismo, aunque no nos demos cuenta, aunque no nos lo creamos. En este mundo todo tiene un coste y nadie le va a regalar una prestación, una subvención o, sencillamente, los cuatrocientos euros, los doscientos del alquiler o los tres mil del "baby" cheque.
Lea bien los programas electorales porque los políticos no son magos estilo Harry Potter; se limitan a reasignar recursos y, por el camino, tenemos que pagarles sus gastos o sus caprichos. Por eso, cuando tenga que votar, haga lo que quiera, pero acuérdese siempre de que no es más eficaz el que más da sino el que gestione mejor porque, dar, lo que se dice dar, nadie da nada.
Ejemplo: madruga Zapatero queriendo intervenir en el mercado de los alquileres y entre ministra y ministra crean una oficina de alquileres con la que el Estado intenta apañar contratos. Balance de situación: los propietarios de pisos los anuncian de la siguiente manera: " Alquilo piso: 400€+ subvención oficial". La mayor parte de los pisos que tiene la agencia disponibles están vacíos, pero el Estado les paga a los propietarios el alquiler comprometido. ¿Quién paga al final? ¿Chacón? Nooo: usted y yo pagamos pisos. Y luego, los reformamos, porque del mismo saco sale la reforma del pisito madrileño del ministro Bermejo. (Por cierto, se imagina que usted hiciera lo mismo cambiarse el "roca" por un inodoro nuevo, alicacatar el baño, poner solado
y después le pasara la factura a la Delegación de Hacienda. Tendría si gracia).
Uno de los problemas que tienen los ciudadanos corrientes es que no disponen de una cuenta de pagos a la administración, es decir, una cuenta de "pérdidas y ganancias" con el estado. Usted paga muchos más impuestos de lo que se cree. A veces parece que sólo pagamos el impuesto de la renta, pero, además, cuando repostamos, pagamos; cuando aparcamos, pagamos; por ocupar una vivienda, pagamos, pero también cuando compramos un libro, para ver una película y hasta para caminar, porque los zapatos también son un hecho imponible.
Pero al igual que no sabemos lo que pagamos, tampoco conocemos el coste de lo que recibimos, porque al Estado no le interesa: prefieren que parezca una dádiva. Así, en las campañas electorales, los políticos pueden presentar como logro suyo lo que pagan con los impuestos que usted no es consciente que paga. En consecuencia, en campaña electoral desconfíe de quien le venda un mundo maravilloso completamente gratis: es con su dinero; se quedan una parte de lo que es suyo, muchas veces sin preguntar, y luego presentan como un logro lo que hacen con él. Téngalo en cuenta cuando vaya a votar.

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