lunes, 7 de julio de 2008

Noviembre, ´93: la historia se repite


Éramos todos quince años más jóvenes. Noviembre de 1993. Llevábamos varios meses de crisis, purga de las euforias del V Centenario. Un “motorola” costaba 135.000 pesetas, 229 un litro de aceite de oliva, la gasolina super, 108 y el gasoleo, 80. El día 22 de ese mes, un joven secretario general de la Consejería de Economía de la Junta, Juan Vicente Herrera, iniciaba su carrera política al hacerse cargo de la presidencia provincial del PP en Burgos. El día anterior, Tomás Villanueva, abogado, se metía también en política al frente del PP de Valladolid, provincia cuya Diputación pasó a presidir el día 16 Ramiro Ruiz Medrano. Un grupo de críticos del PSOE de León envían una carta a Ferraz pidiendo el relevo de su secretario provincial, José Luis Rodríguez Zapatero.
El desempleo había crecido en un año el 30%; la tasa se situaba ya el el 22%: más de 3 millones de españoles estaban parados, +727.000 nuevos inscritos en el último año. La inflación, disparada, se situó en el 4,7 % y el PIB, cayendo: en España, último trimestre, -0,6% y en Europa, de media, -0,1%. La venta de vehículos, hundida: -30% acumulado en el año, Seat planea cerrar. La construcción, bajo mínimos, amontona 128.000 personas en suspensión de empleo. La prensa publica una reducción del numero de separaciones matrimoniales por culpa de la crisis. El Bundesbank fija el tipo de cambio en el 9,25%. Bélgica, paralizada por una huelga general. UGT convence a CCOO y convoca otra para enero de 2004.
Y de repente... se obró el milagro. El PIB de EEUU experimentó una recuperación. Tietmeyer pudo bajar el precio del marco y Luis Ángel Rojo hizo lo propio con el de la peseta. Y empezó la recuperación. Que llegaría a su climax cuando, a mediados de los 90, la Reserva Federal llegó a poner el dinero tan barato (incluso al 1%) que empezó a proliferar, se prodigaron los créditos, se disparó la actividad inmobiliaria y aquí estamos.
Estudiando ambas situaciones, sorprende el paralelismo de ambas crisis, auténticas siamesas en casi todo. Ambas son hijas de la irracionalidad y primas de la usura. Pero lo bueno es que de aquélla salimos. Mirando la prensa de aquella época uno se da cuenta de que mucho de lo que se publicaba entonces respecto a la depresión es semejante a lo que ahora estamos publicando. Encuentro que la única diferencia es que el PIB entró en terreno negativo, circunstancia que sería de esperar que ahora no se diera, aunque malicio que podemos estar ya en ese supuesto.Después del verano, en noviembre, se cumplirán tres lustros de todo aquello. Me atrevo a desear que el paralelismo siga y que la recuperación se inicie justo quince años después, cifra redonda. Ojalá, porque todo llega: hasta la autovía Segovia Valladolid, que el entonces consejero de Fomento, Jesús Merino, prometía en declaraciones que estaría lista en 10 años. Se han tardado algunos más, pero también en esto, la historia se está cumpliendo.¡Felicidades, recuperación! En poco tiempo, cumplirás quince añitos.
(Publicado en Negocio 6/07/08)