martes, 8 de julio de 2008

El paro, los parados y un señor de Murcia



En una situación de crisis como la que tenemos activada es relevante seguir las peripecias del empleo. Al igual que en los terremotos las fallas terrestres se aprecian con mucha más claridad cuando hay movimiento que cuando el suelo está parado, los ajustes que haya que hacer es bueno hacerlo en tiempos de dificultad, porque casi nadie corrige cuando estamos con la salud en todo lo alto.
No hay duda que uno de los problemas es el del absentismo. España es el único país avanzado occidental en el que el mismo médico diagnostica la enfermedad y la incapacidad. Y seguramente en esto está el origen de tanta baja. Incluso que paguen justos por pecadores. Dramático el informe de “Anfac” que acaba de conocerse. Los constructores denuncian que el número de horas perdidas en el sector ha supuesto la pérdida en siete años al equivalente a 1,5 millones de vehículos, que viene a ser más de la mitad de la producción de todo el año. Y esto sirve para más sectores. Es urgente que nuestros políticos acometan esta realizad que resta competitividad y modernidad a nuestra economía. Éste es el momento, cuando tenemos una crisis en lo alto de agárrate y no te menees, de tomar medidas que enmienden esto para cuando salgamos del lío.
Y qué decir del régimen de prestaciones del desempleo. Todos tenemos la impresión de que la percepción es indistinta del hecho de que se rechace o acepten demandas de trabajo. O dicho de otra manera: ¿cómo es posible que con un paro creciente siga habiendo numerosas ofertas de empleo sin cubrir? Se dispara el gasto por prestaciones de desempleo, pero siguen haciendo falta miles de trabajadores para la vendimia. La prioridad es el trabajo o la capacitación para desempeñarlo, pero organizaciones empresariales y sindicales siguen percibiendo ingentes cantidades de dinero de los presupuestos públicos para la formación de trabajadores con resultados aparentemente descompensados entre el coste y el resultado.
El Índice de Ocupabilidad que elabora el Ministerio de Trabajo indica que un 44,8% de los desempleados inscritos no son recuperables para el trabajo porque son poco aptos, dada su cualificación. Es un dato dramático. Sólo el 18% es recuperable. La cifra es de emergencia nacional. Nuevamente nos damos de bruces con un desajuste entre la oferta y la demanda del trabajo. Estaríamos en presencia de un desempleo estructural cuya única solución sería modificar las condiciones de acceso a las prestaciones y al trabajo en sí.
¿Son los sindicatos creadores coadyuvantes en la creación de empleo o se limitan a montar bulla cuando se destruye? ¿las organizaciones empresariales sirven para algo en la creación de nuevas oportunidades laborales para todos o sólo para quienes trabajan en ellas? ¿Los partidos políticos tienen suficientes agallas para tratar este asunto o, “sensu contrario” les da más miedo que un nublado acometerlo? Lamento no compartir en esto la máxima del santo ignaciano: en tiempo de turbación, hagamos mudanza.
(Publicado en Negocio CyL el martes 8 de Julio)