Una china fue detenida “antier” en Tordesillas por agredir en su restaurante (chino, off course) a su nuera. La suegra le pegó un corte con un cuchillo a la interfecta y la mandó al Río Ortega en ambulancia. Y es que los chinos ya lo copan todo, hasta las peleas familiares, ya las suegras chinas se comportan como algunas suegras no chinas (pocas, no obstante son las que van por ahí dando navajazos, gracias a Dios).
Ayer me contaba el director del Festival de Música de Santander, José Luis Ocejo, que en las finales del Concurso Internacional de Piano Paloma O'Shea de este verano (máximo nivel de exigencia) están copadas por concursantes chinos. Cuando vamos al surtidor a repostar nos acordamos de que, según algunos expertos, esos precios desatados son producto de la hiperdemanda existente en la china capuchina.
Chino es el PIB de más crecimiento, chinos son algunos de los millonarios más opulentos del mundo, los turistas más peregrinos, los compradores más compulsivos. Leí en una ocasión que no se sabe cuántos chinos existen realmente en China, y que la orquilla entre el estimado y el real equivale a una población que sería el mayor país de la Unión Europea.
Es donde más televisores se compran, el mayor mercado de preservativos, el de más crecimiento en líneas aéreas y compra de aviones. Y además están en todas partes: proliferan las academias de chino, en las Escuelas Oficiales de Idiomas de la región se ofrecen cursos de chino mandarín donde no cabe un cristiano más. Miras en los parques y por cada dos infantes, uno chino de importación. Y cada objeto que pillo, le miro por detrás, y no falla: “made in China”.Y así con todo.
Que nos han engañado como a chinos. Que ni Manhattan ni París, oiga, que el futuro está en Pekín, Sanghai y todo eso. Que ahora que comienzan las olimpiadas allí, porque no se sabe cómo acabaremos, hay que tomar muy buena nota no vaya a ser que con estos estreñimientos económicos acabemos todos con los ojos rasgados. Carallo con los chinos, están en racha.
Ayer me contaba el director del Festival de Música de Santander, José Luis Ocejo, que en las finales del Concurso Internacional de Piano Paloma O'Shea de este verano (máximo nivel de exigencia) están copadas por concursantes chinos. Cuando vamos al surtidor a repostar nos acordamos de que, según algunos expertos, esos precios desatados son producto de la hiperdemanda existente en la china capuchina.
Chino es el PIB de más crecimiento, chinos son algunos de los millonarios más opulentos del mundo, los turistas más peregrinos, los compradores más compulsivos. Leí en una ocasión que no se sabe cuántos chinos existen realmente en China, y que la orquilla entre el estimado y el real equivale a una población que sería el mayor país de la Unión Europea.
Es donde más televisores se compran, el mayor mercado de preservativos, el de más crecimiento en líneas aéreas y compra de aviones. Y además están en todas partes: proliferan las academias de chino, en las Escuelas Oficiales de Idiomas de la región se ofrecen cursos de chino mandarín donde no cabe un cristiano más. Miras en los parques y por cada dos infantes, uno chino de importación. Y cada objeto que pillo, le miro por detrás, y no falla: “made in China”.Y así con todo.
Que nos han engañado como a chinos. Que ni Manhattan ni París, oiga, que el futuro está en Pekín, Sanghai y todo eso. Que ahora que comienzan las olimpiadas allí, porque no se sabe cómo acabaremos, hay que tomar muy buena nota no vaya a ser que con estos estreñimientos económicos acabemos todos con los ojos rasgados. Carallo con los chinos, están en racha.
Publicado el 24 de Julio 2008
En una marcha imparable y, sobre todo, numerosa...
ResponderEliminarSaludos,
Siego