Mayo ha sido uno de los peores meses comerciales que se recuerdan en años, tanto que las rebajas se han adelantado en forma de agresivos descuentos o en forma de tales, como el Castilla la Mancha y Madrid, donde ya han comenzado. Regiones como la nuestra, en las que comienzan en breve, se atisban abaratamientos récord. Se trata de cifrar caja como sea, porque lo que se necesita es liquidez, ahora que los bancos no dan ni los buenos días.
Nos ha parecido de carcajada sardónica que en Nueva York los trajes fueran más baratos que aquí desde tiempos inmemoriales, pero la risa se ha hecho ya flojera desde que el dólar cayó en las catacumbas y el euro en el limbo. Un país como el nuestro, medio, medianejo, encuentra atractivo comprar en la meca de la civilización, ese Manhattan todo a cien en que de lo que se trata es vender.
Disipados en controversias nominalistas y congresuales, perdemos comba de debates del fuste del de la Ley aprobada en el Parlamento de Madrid que permite libertad total de horarios en los días que abre el comercio, incluidos los veintitantos festivos en que está permitido hacerlo. Ocurrió la pasada el Madrid y promete convertirse en un aliciente para vendedores y compradores, singularmente en momentos de dificultad como los que vivimos.
Anteayer, CC.OO. y Caja Madrid cerraron un acuerdo que incluye la apertura de ciertas oficinas, unas cuarenta, los sábados y horarios especiales. Se trata de puntos ubicados en lugares comercialmente sensibles. UGT se opone, hablando de explotación. Pero los firmantes asegura que generará empleos en lugares donde hay demanda.
En Castilla y León tenemos que abrir en condiciones, de una vez por todas, con determinación y valentía, sin caretas ni clichés, el debate sobre el comercio, sus horarios y aperturas, sus oportunidades y debilidades. Y hacerlo antes de que sea demasiado tarde, antes de que nos lo den hecho, antes de que sea imposible recuperarse. Hay una generación de nuevos trabajadores y de nuevos compradores esperando soluciones inéditas y flamantes a los retos que se abren. Veremos si sabemos hacerlo.
(publicado el 26 de junio)
Nos ha parecido de carcajada sardónica que en Nueva York los trajes fueran más baratos que aquí desde tiempos inmemoriales, pero la risa se ha hecho ya flojera desde que el dólar cayó en las catacumbas y el euro en el limbo. Un país como el nuestro, medio, medianejo, encuentra atractivo comprar en la meca de la civilización, ese Manhattan todo a cien en que de lo que se trata es vender.
Disipados en controversias nominalistas y congresuales, perdemos comba de debates del fuste del de la Ley aprobada en el Parlamento de Madrid que permite libertad total de horarios en los días que abre el comercio, incluidos los veintitantos festivos en que está permitido hacerlo. Ocurrió la pasada el Madrid y promete convertirse en un aliciente para vendedores y compradores, singularmente en momentos de dificultad como los que vivimos.
Anteayer, CC.OO. y Caja Madrid cerraron un acuerdo que incluye la apertura de ciertas oficinas, unas cuarenta, los sábados y horarios especiales. Se trata de puntos ubicados en lugares comercialmente sensibles. UGT se opone, hablando de explotación. Pero los firmantes asegura que generará empleos en lugares donde hay demanda.
En Castilla y León tenemos que abrir en condiciones, de una vez por todas, con determinación y valentía, sin caretas ni clichés, el debate sobre el comercio, sus horarios y aperturas, sus oportunidades y debilidades. Y hacerlo antes de que sea demasiado tarde, antes de que nos lo den hecho, antes de que sea imposible recuperarse. Hay una generación de nuevos trabajadores y de nuevos compradores esperando soluciones inéditas y flamantes a los retos que se abren. Veremos si sabemos hacerlo.
(publicado el 26 de junio)
