El incremento bestial de los precios del petróleo hace que muchos sectores de actividad, dependientes de los carburantes, protesten de forma activa frente a la pérdida de rentabilidad y competitividad
Intereconomía/agencias
Si tiene que estallar, ¡que estalle ya!. Esto es lo que muchos sectores de la actividad económica están deseando. Que las palabras del magnate George Soros se hagan realidad. El petróleo ha llegado a marcar 135 dólares por barril. Y según Soros, especulador nato, se debe precisamente a eso, a la especulación.
Considera que estallará cuando las economías de EEUU y Reino Unido entren en recesión. Sin embargo, y aunque algo tocadas, los expertos parecen alejar estos temores y descartar el crecimiento negativo continuado de estos países. Por tanto, mientras sigan las tensiones en el precio, derivadas de factores especulativos y escasez de demanda, a lo que si vamos a asistir es a una profusión de huelgas y desplantes de los sectores que más dependen de la gasolina para ejercer y rentabilizar su actividad.
Ayer fueron los pescadores del puerto de Barcelona los que han iniciado una huelga indefinida contra los altos precios de los carburantes. Se trata además de una postura solidaria con varios países comunitarios. Concretamente los pescadores piden una reducción del precio del carburante --que ahora pagan a 75 céntimos-- a 40 céntimos, para que les salga a cuenta salir a faenar. Además quieren promover que se incrementen los controles a las importaciones extracomunitarias, las causantes, según el sector , del hundimiento del precio del pescado.
Mientras tanto, el Ministerio de Medio Ambiente, Medio Rural y Marino, (agricultura y pesca), se reunirá con el sector pesquero y con las compañías petroleras para buscar fórmulas que permitan reducir los márgenes comerciales de estas compañías a fin de rebajar el precio que pagan los pescadores. En su reunión con las confradías propuestas para buscar la mayor eficiencia energética, el menor consumo y una mayor valorización de la producción. Para los pescadores, advuiertes que si esto sigue así, existe la posibilidad de que una parte de la flota no pueda seguir trabajando.
Pero esta no es la única huelga o paro a los que hará frente el Gobierno, y finalmente los consumidores. El transporte también ha avisado. El próximo día 8 de junio, paro nacional para protestar por la competencia desleal en materia de precios en el transporte por carretera, motivada por la subida del precio del gasóleo. Fenadismer, la federación que engloba a las asociaciones de transporte de mercancías, propone el establecimiento de un sistema de tarifas mínimas 'antidumping' que sancione aquellas conductas que induzcan a incumplir el objetivo de que los precios del transporte cubran la totalidad de los costes reales que conforman estos servicios.
No son los únicos, la patronal española de empresas de transporte en autobús, Asintra, ha presentado sus propuestas para hacer frente al incremento de los costes, provocado por el encarecimiento del combustible. Y entre las propuestas, una nueva revisión tarifaria, un IVA superreducido del 4%, y la creación de un gasóleo específico para el transporte público.
El pasado mes de abril ya se hizo una revisión de tarifas, sin embargo, Asintra las considera insuficientes y afirma que sólo por el incremento del precio del gasóleo, las tarifas de los servicios regulares deberían incrementarse en torno al 9%.
En un año, la gasolina de 95 octanos sin plomo ha pasado de costar un euro a valer más de 1,20 euros, un 11 por ciento más, al tiempo que el gasóleo se ha encarecido un 38 por ciento, desde 95 céntimos el litro a 1,3 euros.
Las causas de la subida del petróleo son muchas y variadas. Sin embargo su identificación no es suficiente para contrarrestar la escalada. Desde los productores se insiste en que nada tiene que ver con la escasez de la oferta. Sino que es fruto de la especulación. "Un 60 por ciento del precio petrolero se explica por la especulación de grandes bancos y fondos de inversión como los hedge funds", explican los analistas.
A finales de 2003, las reservas mundiales probadas de petróleo ascendían a 157.000 millones de toneladas, equivalentes a 1,15 billones de barriles. El 77 por ciento de esas reservas se encuentran en los 11 países pertenecientes a la OPEP -Arabia Saudí, Argelia, Emiratos Arabes Unidos, Indonesia, Irak, Irán, Kuwait, Libia, Nigeria, Qatar y Venezuela-. Mientras, tan solo el 7,5 por ciento del total mundial se encuentra en países pertenecientes a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), formada por 30 países entre los que se encuentran los económicamente más potentes del mundo. El resto, un 15,5 por ciento, está repartido en los demás países del mundo (entre éstos destacan, por sus reservas, Rusia y China). Esto quiere decir que el 82,5 por ciento de las reservas actualmente existentes de petróleo en el mundo se encuentran en esos 13 países.
