Anoche estuve en la Sexta Gala de la Entrega de los Micrófonos de Oro que organiza el admirable Federico Sánchez Aguilar y su Federación de Asociaciones de Radio y Televisión de España. La federación aglutina a una amplia gama de profesionales, singularmente, clásicos, de toda la vida, gentes que se caracterizan por trabajar en los medios, especialmente la radio, y que han forjado tacita a tacita la fortaleza de este medio. La verdad es que me enorgullece pertenecer a la asociación. Acudí por los amigos de la misma y por los amigos premiados, especialmente Alsina y Griso que recibieron sendos galardones. Susana me dijo que no se esperaba el recimiento con que se encontró y estaba muy sorprendida (en Espejo Público del lunes emitiremos un reportaje que este domingo por la tarde estamos preparando). Muchas caras famosas, el tandem del momento, Serrat y Sabina; demasiados premios (¡¡30!!): hubo hasta un premio de cocina. Larga, interminable, más que una entrega de premios, los micrófonos, una excelente idea, por lo demás, parecen haberse convertido en un catálogo de amigos de Luis del Olmo. Lo cual que, para quienes admiramos al comunicador bercinano, debiera corregir, porque al paso que vamos más que Luis de Olmo van a llamarle Luis XIV. Y no es para tanto. La microfonía, un horror: precisamente aquello que se intentaba premiar fue lo que más falló. Los artistas estaban espantados. Como sería la cosa que el bueno de Alsina empezó su intervención pidiendo el indulto para los técnicos. Pero, en fin, si quieren, vean las imagenes en las galerías de el bierzo digital y algunas fotos que les pongo de la web del diario de León.
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