En California se ha duplicado el número de incendios en casas particulares y en los blog de internet proliferan los mensajes de quienes, desesperados, abogan con pegarle fuego al hogar, cobrar el seguro y pagar al banco. Algo parecido ha ocurrido con Bear Stearns, el banco americano de inversión, que se vendió el domingo por dos dólares la acción que el viernes costaba treinta. Ah¡, la crisis, qué horror. Todo se derrumba, habrá quien piense.
En realidad, lo que está ocurriendo ya ha pasado otras veces: es una crisis de confianza. El capitalismo es un sistema (por simplificar) basado en la libertad y el producto de ella son los excesos. Así ocurrió con el estallido de la burbuja de internet hace ocho años. Así ocurrió cuando reventó la deuda en el 98 cuando la antigua URSS dio suspensión de pagos. Lo mismo con las grandes crisis monetarias y cambiarias (Tailandia, Méjico).
Pero, sin embargo, el mundo nunca aprende la lección. Durante años y años hemos estado disfrutando de un periodo en que los tipos de interés han sido negativos, es decir, era negocio pedir un crédito. Consecuentemente, muchos se endeudaron por encima de sus posibilidades. Lo peor es que tanto en EE.UU. como en España, la gente ha adquirido créditos a interés variable, con lo cual, al rebotar los tipos como consecuencia de la inflación, las amortizaciones se han puesto por las nubes. Los americanos han bajado el precio del dinero para mitigarlo, pero esto acarrea el hundimiento del dólar y, a la par, se dispara el precio del barril del petróleo y vuelta a empezar: más inflación.
Esto en lo que atañe a la industria financiera. No sabemos muy bien cómo acabaremos, pero me temo que las cosas se están complicando gravemente. Parece que el consumo no está bajando sustantivamente, aunque sí lo está haciendo el empleo en la construcción y todo ello puede acabar interrelacionandose. Tarde o temprano acabaremos saliendo de esta, pero, ¿habremos aprendido la lección?: Primero: no es lo mismo comprar un inmueble para usar que para invertir. Segundo: si se compra un inmueble para vender y se financia a tipo variable, cuando el tipo varíe, el tipo que lo ha comprado puede que no pueda pagarlo y que tenga que venderlo a pérdidas o sufrir mientras. Tercero: las administraciones pueden hacer poco ante ello, excepto lo que nunca harán, que es bajar los impuestos, porque la mayoría de los gastos en que incurren son inelásticos. Cuarto: la crisis es cara para el erario público, porque implica menor recaudación impositiva y mayor gasto en subsidios y prestaciones relacionadas con ello. Sexto: una de las cosas que la encarecen es la falta de recaudación producto del circulante fuera de tributación, capítulo en que España es campeona desde hace mucho. Recetas más que conocidas y muy poco aplicadas que deberíamos ir teniendo en cuenta de cara a lo que esperemos sea una pronta salida de la primera gran crisis del siglo XXI
(Negocio, 18/03/08)
No hay comentarios:
Publicar un comentario